Arepas de arroz: una variante culinaria a la cubana

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Todos hemos probado alguna vez las deliciosas arepas, un plato hecho de masa de maíz molido o de harina de maíz precocida. Pero, ¿acaso ha degustado las arepas de arroz?

Si quiere experimentar esta creación culinaria, y así sorprender a sus invitados con un original desayuno, solo necesitará unos pocos ingredientes, y luego seguir unos sencillos pasos.

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Ingredientes:  Imagen

1 taza de arroz cocinado
2 tazas de leche
1 1/2 taza harina
1/2 cdta. de sal
1 cda. de azúcar
2 cdtas. de polvos Royal
1 cda. de mantequilla

1 huevo

Preparación: Imagen

Mida la taza de arroz después de cocinado. Remoje el arroz en una taza de leche durante dos horas por lo menos. Cierna la harina con la sal, el azúcar y el Royal. Bata el huevo, añádale la mantequilla y el resto de la leche. Agréguele el arroz remojado y los ingredientes secos. Revuélvalo todo bien. Viértala por cucharadas en una plancha o sartén engrasada con mantequilla. Cuando haga burbujitas, voltéela para que se dore por los dos lados. Sírvalas con melado, queso fresco, jalea, carne o lo que más desee. Da 6 raciones. Puede aprovechar para esta receta el arroz blanco que le quede de una comida.

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Ajíes rellenos con arroz: una delicia de la cocina cubana

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Olvídese ya de desechar el arroz que le sobró del día anterior. Ahora puede aprovecharlo para preparar un platillo multipropósito, que combinará a las mil maravillas con sus comidas: ajíes rellenos con arroz.

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La siguiente receta fue extraída del libro “Cocina al minuto”, escrito por Nitza Villapol y Martha Martínez, considerado una obra maestra por las cubanas que de verdad saben cocinar. ¿Se atreve a prepararla?

Ingredientes: 

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1/2 lb. de jamón
2 cdas. de aceite
1/2 cebolla
1/4 cdta. ajo en polvo
1/2 taza salsa de tomate
1 cda. de vino seco
1 cda. de vinagre
2 tazas de arroz cocinado
2 huevos
1 cdta. de sal
1/8 cdta. de pimienta
6 ajíes grandes
6 cdtas. de galleta molida
6 cdtas. de queso Patagrás

Preparación: Imagen

Muela el jamón y la cebolla. Sofríalos en el aceite y añádale ajo, el tomate, vino seco, vinagre, el arroz, y déjelo a fuego mediano, revolviéndolo constantemente durante unos cinco minutos. Bájelo del fuego, agréguele los huevos batidos con la sal y la pimienta. Rellene los ajíes con esta mezcla. Polvoréelos con el queso rallado y la galleta molida. Hornéelos a 375°F. durante cuarenta y cinco minutos. Da para 6 raciones.

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La fórmula del Vampisol

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Qué cubano no recuerda “Vampiros en La Habana”, aquel largometraje animado de Juan Padrón, que recreaba la historia de dos bandas organizadas de vampiros (Capa Nostra,  en América y Grupo Vampiro en Europa), que querían apoderarse de una pócima revolucionaria  llamada VAMPISOL.

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La fórmula, creada por Berndhart Amadeus, permitía a los vampiros pasear bajo la luz del día. Los Capa Nostra pretendían destruirla pues atentaba contra su negocio de playas para vampiros, mientras que Grupo Vampiro intentaban comercializarla.

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Pepito, un trompetista, sobrino del creador de Vampisol, sería perseguido por ambos grupos desde que se le encarga la custodia de la prodigiosa receta.

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Inspirado en el largometraje, el capitán y somelier cubano Ariel Sedano creó un cóctel bautizado con el nombre Vampisol, que se comercializa actualmente en el Club Barbaram Pepito´s Bar, en La Habana.

La fórmula del trago consiste en:

4 onzas de Jugo de naranja
4 onzas de Vino Blanco
7.5  mililitros de Curacao Azul

Completar con hielo

Perfumar con Añejo Especial

Decorarlo con rodajas de naranja y hierba buena

A los eternos fanáticos de “Vampiros en La Habana” queremos regalarle la verdadera fórmula del Vampisol,  que aparece en el largometraje. Por favor, no intentar en casa:

“En noche de luna llena
mezclar con gran precisión
dos onzas de hierbabuena
y un huevo de camaleón.

Echar tres onzas y cuarto
de azúcar sin refinar,
un corazón de lagarto,
y una pizquita de sal.

50 gramos añada
de sangre de colibrí,
con mucha piña colada
¡Y un toquecito de ají!

Debe agregar sin demora
extracto de tiburón,
lo pasa por batidora
con medio litro de ron.

Todo se debe colar
en un colador de tul,
luego se pone a enfriar
¡Hasta que se ponga azul!”

Frijoles negros

ImagenEn la mesa del cubano pueden faltar muchas cosas, pero casi nunca un buen plato de frijoles negros. Ese potaje, siempre a mano y muy sabroso, es un complemento variado, nutritivo y barato de nuestra dieta diaria, y es también un símbolo de la cubanía en cualquier parte del mundo.

Los frijoles negros, al igual que todos los granos comunes, tienen un alto contenido de proteínas, fibra, molibdeno, zinc y cobre. Sin embargo, los beneficios para la salud de los frijoles negros son mayores debido a su elevada concentración de antocianinas.

Las antocianinas son pigmentos flavonoides que dan color a muchos frutos negros, bayas y legumbres. Estos reducen las probabilidades de padecer enfermedades coronarias, tiene efectos antitumorales, antiinflamatorios y antidiabéticos, además de que mejoran la agudeza visual y las habilidades cognitivas.

ImagenUn estudio publicado en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry investigó la actividad antioxidante de 12 variedades comunes de frijoles secos, y los negros demostraron tener la mayor actividad antioxidante. Los antioxidantes protegen a las células contra los radicales libres, sustancias nocivas que pueden causar daño a las células del cuerpo.  Las antocianinas y otros flavonoides presentes en estos frijoles también pueden prevenir los signos del envejecimiento prematuro.

Existen muchas variantes para preparar los frijoles negros. En la región oriental del país, por ejemplo, tienen como costumbre añadirle cilantro, en lugar de laurel. Otros prefieren condimentarlo con naranja agria en vez de vino seco, y cuentan que Bola de Nieve solía pedirlo con vino tinto.

Entre los estilos más peculiares están los frijoles negros a lo Menocal, que consiste en hacer el sofrito con tomates;  a lo Ricardo, cuando se le añaden mejillones; y a lo Valdés Fauly, con pimientos morrones encurtidos.

Pero independientemente de cualquier receta, cada cocinera es la que le pone su toque especial a este plato. La mayoría de los cubanos preferimos que el grano de frijol sea tierno para que tiña bien el caldo, y lo cocinamos bien para que cuajen y no queden aguados. Casi nunca dejamos el grano entero, sino que lo aplastamos, para que le salga la sustancia.

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Aquí le dejamos la receta de Frijoles negros a   la criolla, y también a lo Valdés Fauly, para una buena “comelata” en familia:

FRIJOLES NEGROS A LA CRIOLLA:

Ingredientes:

1 libra de frijoles

3 dientes de ajo

1 hoja de laurel

1 ají cachucha y la mitad de uno grande

1 cebolla

1 cucharadita de azúcar

Un poquito de orégano

1 cucharada de vinagre

1 cucharada de aceite

Sal a gusto

ImagenPreparación:

Ablandar los frijoles en el agua donde puso el ajo machacado, laurel, ajíes cachucha y pimiento, cortados al medio y limpios, y la cebolla picada en trozos. (Puede ponerlos a remojar en agua con el ají verde, el laurel, 1 diente de ajo y la cucharada de sal, aproximadamente una hora antes de iniciar la cocción). Una vez bien blandos los frijoles, echar sal a gusto y una cucharadita de azúcar. Preparar aparte, en una sartén, un sofrito en aceite con la mitad de la cebolla de la cebolla, la otra mitad del ají cachucha, también cortado al medio y limpio. Cuando todo esté a medio sofreír, añadirle un poquito de orégano. Esperar a que quede bien sofrito y echarle un cucharón de  frijoles. Revolver para que se impregnen del mojo y echar al resto de la cazuela. Aplastar un poco los frijoles con el cucharón para que se cuajen. Si lo desea, ya con los frijoles fuera del fuego, añadir una cucharada de vinagre y una de aceite.

FRIJOLES A LO VALDÉS FAULY:

Ingredientes (15 o 20 raciones):

 2 libras y media de frijoles negros

2 tazas de aceite de oliva

1 libra y media de ajíes

1/3 de taza de vinagre

1 libra y media de cebollas

2 cucharaditas de azúcar

2 latas de pimientos morrones

Sal y pimienta al gusto

ImagenPreparación:

El día antes cocina los frijoles en agua suficiente, que los cubra. Luego, muele las cebollas y los ajíes. Guarda el líquido que suelten al molerlos. Pon a cocinar hasta que el líquido se consuma y añade una lata de pimientos morrones molidos y la mitad del aceite. Sofríe todo bien y a continuación añádelo a los frijoles. Sazona los frijoles con sal, pimienta y azúcar, y déjalos al fuego muy lento durante tres horas,  para que se espesen bien. Durante ese tiempo incorpora el vinagre, la otra lata de pimientos cortados en su líquido y la mitad del aceite restante.

En la edición de 1980, la famosa cocinera cubana Nitza Villapol incluye unos frijoles enchilados, con ingredientes diversos como carne o embutido, boniatos o plátanos y puré de tomate. Según la maestra de la comida en Cuba, los frijoles siempre deben acompañarse con algún cereal –arroz, maíz, avena o trigo-, y algún alimento rico en proteína animal, para de ese modo completar su valor nutritivo.

Casquitos de guayaba en almíbar

ImagenLa pasión que sentimos los cubanos por la  dulce y aromática guayaba no se puede disimular. Después de una copiosa comida, esa fruta resulta el regalo más preciado para el paladar, ya sea en mermelada, como relleno de pasteles, empanaditas, cangrejitos, en helado, o simplemente hecha casquitos en almíbar.

Esta fruta crece en regiones tropicales de América, Asia y Oceanía. En algunos países también se conoce como “guayabo”, “guara”, “arrayana” y “luma”.

Desde la época precolombina, ha sido un alimento muy apreciado en el continente americano. Cuentan incluso que se le ofreció a Cristóbal Colón al desembarcar por vez primera en las Antillas, como símbolo de la diversidad y exhuberancia natural de aquellas tierras.

ImagenSu riqueza vitamina C la hace sumamente beneficiosa para la vista, la piel, los oídos y el aparato respiratorio. Además, es recomendable durante la menopausia, para reducir los sofocos y otros síntomas. Es muy utilizada también para mejorar el tránsito intestinal, el estreñimiento, y prevenir enfermedades del tracto digestivo, como el cáncer de colon, por su alto contenido en fibra. Otra de sus virtudes es el potasio, clave para el control de la presión arterial en personas hipertensas.

Pero lo que más distingue a la guayaba es su inconfundible aroma y su intenso sabor, capaz de deslucir a las más exóticas frutas europeas. Entre las delicias que pueden emanar de su carnosa pulpa destacan los casquitos de guayaba en almíbar, uno de los platos que más reclama el visitante foráneo al pisar nuestro suelo, y uno de los que más extrañan los cubanos al estar lejos de su tierra.

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Aquí les dejo esta sencilla receta de casquitos de guayaba en almíbar, de la famosa cocinera Nitza Villapol:

Ingredientes:

1 libra de guayabas maduras o pintonas
1 litro de agua
1 taza de azúcar
Canela en rama a gusto

Imagen¿Cómo se prepara?

Pele las guayabas y córtelas por la mitad. Saque cuidadosamente las semillas. Cocine los cascos de guayaba en el agua hasta que se empiecen a ablandar. Añada el azúcar y la canela. Cocine hasta que el almíbar tenga punto y los cascos estén blandos.

Se pueden comer solos o acompañados con queso amarillo o queso crema. Una variante de esta receta es rellenarlos con una pasta elaborada al batir queso crema y un poco de leche.

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Boniatillo: Seco y Borracho

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El boniatillo es posiblemente el postre cubano de más fácil elaboración. Como su nombre indica, su ingrediente fundamental es el boniato, un tubérculo muy común en la dieta aborigen, que ha quedado arraigado para siempre en nuestra cocina tradicional.

La presencia de esta vianda, en cualquiera de sus variantes, es siempre bien aceptada en la mesa del cubano, no solo por su exquisito sabor sino por sus notables cualidades nutricionales.

Se ha comprobado que el boniato constituye una excelente fuente de carbohidratos complejos, fibra dietética, hierro y molibdeno. Además, aporta una notoria cantidad de vitamina C y potasio,  y su índice de grasa y calorías es muy bajo. Pero su verdadero valor dietético radica en su contenido de betacarotenos, de gran acción antioxidante para la prevención de múltiples enfermedades, como el cáncer del pulmón, de mama y de útero.

ImagenEl boniato destaca también por su versatilidad en la cocina. Se puede comer hervido, horneado, frito, en dulces, e incluso rallado crudo en ensaladas. La propuesta de hoy consiste en dos recetas de postres: Boniatillo seco y Boniatillo borracho, dos clásicos para saborear lo cubano.

BONIATILLO SECO:

Ingredientes

2 lb de boniatos
2 tazas de agua
½ cdta. de sal
2 pedazos de cáscara de limón o naranja
2 pedazos de canela en rama
2 lb. de azúcar
1 cdta. de vainilla
4 o 5 cdas. de harina de trigo

Preparación

Lave bien los boniatos hasta quitarle la tierra y parte de la cáscara. Póngalos a cocinar en olla de presión con agua, sal y un pedazo de cáscara de limón o naranja y canela. Cocínelos 15 minutos. Déjelos refrescar.
Pélelos y redúzcalos a puré antes de que se enfríen. Mida la cantidad de puré de boniato y añada igual cantidad de azúcar blanca, ¼ de cdta. de sal, otro pedazo de cáscara de limón o naranja y de canela.
En una cazuela gruesa, eche el puré de boniato con el azúcar (no lleva agua), revuelva un poco antes de ponerlo a la candela para mezclarlo todo bien.
Cocínelo alrededor de media hora, paleteando el dulce con una cuchara de madera y en línea recta, de un lado a otro sin revolverlo, hasta que esté bien espeso y se separe de los lados de la cazuela. Bájelo de la candela.

BONIATILLO BORRACHO:

Ingredientes

  • 2 libras de boniatos
  • 2 libras de azúcar
  • 2 tasas de agua
  • 1 limón
  • ¼ cucharadita de sal
  • 2 yemas de huevo
  • 1 cucharada de mantequilla
  • ½ taza de vino dulce o licor
  • 2 cucharadas de ron

Preparación

  • Salcoche los boniatos. Cuando los boniatos están casi blandos ponga a hacer un almíbar con el azúcar, agua, cáscara de limón y algunas gotas de jugo. No revuelva el almíbar mientras esta a la candela. Dejarlo hervir aproximadamente 5 minutos. Haga un puré con los boniatos calientes. Echarle el almíbar, también caliente, y pasarlo todo por un colador.(Si usted tiene licuadora, puede usarla para unir el almíbar con los boniatos.) Añada la sal y las yemas de huevo. Cocina revolviéndolo hasta que espese. Después bajarlo de la candela.
  • Agregarle la mantequilla y cuando esta se derrita echarle el vino dulce o licor y el ron. Polvorear con canela o cubrirlo con merengue. Si lo desea, puede dorar el merengue al horno.
  • Para hacer el merengue use 2 claras sobrantes y 4 cucharadas de azúcar. Dejarlo enfriar antes de servido, da para 8 raciones.

Ajiaco cubano

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Todo cubano debería sentirse orgulloso de su ajiaco, uno de los platos más sabrosos y distintivos de la culinaria criolla. Aunque para algunos solo sea un potaje o guiso de viandas y carnes, puede decirse que es el alma de Cuba convertida en manjar. En él se sintetizan más de 500 años de historia, la irreversible mezcla de razas, culturas, e idiosincrasias,  de la cual la cocina no pudo escapar.

Cuentan que una especie de ajiaco, preparado con ají, ya era consumido por los aborígenes cubanos a la llegada de los españoles, quienes lo utilizaban para mojar su famoso casabe. Otros versados en el tema, como la famosa cocinera cubana Nitza Villapol, han expresado que el plato en realidad nació por la combinación del cocido español y las viandas cubanas.

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Al parecer, la necesidad de mantener a los esclavos en buena condición física, alimentándolos adecuadamente y con el menor gasto posible, hizo que los españoles le añadiesen a la olla podrida (guiso español) todas las viandas locales y un pedazo de tasajo. Aunque, aseguraba Nitza, este plato comenzó a ser verdaderamente cubano cuando se le suprimieron los garbanzos.

El ajiaco llegó a tener tanta aceptación, que con el paso del tiempo los grandes señores comenzaron a demandarlo en la mesa. La única condición que ponían los nobles para comerlo era que no hubiese invitados extranjeros. De haberlos, entonces servían el sustancioso caldo en refinados platillos franceses.

ImagenMiguel Aldama, poseedor de una de las mayores y prestigiosas fortunas del Archipiélago, sirvió ajiaco en vajilla de plata en el banquete que ofreció para homenajear a José Antonio Saco, emblemático sociólogo, periodista, historiador y economista cubano.

También la escritora cubana radicada en París, María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, Condesa de Merlin, supo valorar el sabor de ese platillo. En el primer día de su estancia en Cuba, y sentada ante la mesa familiar, quisieron prepararle una de las mejores recetas de la cocina francesa y ella, desdeñosa, la rechazó a cambio de un simple ajiaco. “No he venido aquí sino para comer platos criollos”, dijo en aquel entonces.

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No es necesario aclarar que el ajiaco es enteramente criollo. Sus ingredientes hablan por sí mismos, y son apenas una muestra del complejo proceso de transculturación, sincretismo e hibridación cultural del que nació lo cubano.

Ya lo diría el famoso etnólogo y antropólogo Fernando Ortiz: “La indiada nos dio el maíz, la papa, la malanga, el boniato, la yuca, el ají que lo condimenta y el blanco xaoxao del casabe… Los castellanos desecharon esas carnes indias y pusieron las suyas. Ellos trajeron, con sus calabazas y nabos, las carnes frescas de res, los tasajos, las cecinas y el lacón… Con los blancos de Europa llegaron los negros de África y éstos nos aportaron guineas, plátanos, ñames y su técnica cocinera. Y luego los asiáticos, con sus misteriosas especies de Oriente… Con todo ello se ha hecho nuestro ajiaco… Mestizaje de cocinas, mestizaje de razas, mestizaje de culturas. Caldo denso de civilización que borbollea en el fogón del Caribe”.

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A pesar de la cantidad de ingredientes que se necesitan, este caldo es de elaboración sencilla. Claro está, no es un plato para comer a diario, sino más bien en los días de jolgorio y de reunión familiar. En algunas casas cubanas es muy común prepararlo para el almuerzo de Año Nuevo.

Según la región del país, existen varios ajiacos, en atención a sus ingredientes y condimentos. Aunque todos se cocinan en un gran caldero y sin tapar.  Hoy queremos regalarle la receta del Ajiaco criollo tradicional, de la cocinera de Nitza Villapol.

 INGREDIENTES (para 12 personas):

CARNES:

½ gallina

1 libra de falda de ternera

2 libras de masa de puerco

 VIANDAS

2 mazorcas de maíz

1 libra de malanga

2 plátanos verdes

1 libra de yuca

1 libra de boniato

2 plátanos maduros

2 limones

 SOFRITO

2 cucharadas de aceite

1 cebolla

2 dientes de ajo

1 ají grande

1 taza de puré de tomate

2 cucharadas de sal

7 litros de agua

 ELABORACIÓN:

Si puede incluir tasajo en la receta, que sea ½ libra. Y entonces, antes que nada, corte el tasajo en 3 o 4 pedazos y póngalos a remojar desde la noche anterior. A la mañana siguiente bótele el agua. En una cazuela grande ponga en tasajo remojado, la gallina y el agua. Déjelo hervir hasta que empiece a ablandarse. Si no tiene tasajo, entonces ponga solo la gallina. Añada la falda y el puerco. Déjelo hervir aproximadamente una hora más.

Mientras se cocinan las carnes, haga el sofrito y pele las viandas en el mismo orden en que las añadirá al caldo, como aparecen en la receta. Añada el sofrito y las viandas, agregando jugo de limón cada vez que añada plátano. Tápelo y déjelo cocinar a fuego lento aproximadamente una hora más. Para espesar el caldo, aplaste 2 o 3 pedazos de viandas.

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Buñuelos de yuca

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La preferencia por lo dulce es una de las constantes de la cocina de Cuba. Por mucho que se coma, el cubano promedio siente que la cena no estuvo completa, si no tuvo en su mesa al menos un trocito de postre para amenizar el paladar. Y no es para menos.

Con la conquista española, los exuberantes bosques precolombinos fueron cediendo terreno a las plantaciones de caña de azúcar y a los potreros; iniciando así un intricado camino de transculturación en el que el gusto por lo azucarado, entre otras manifestaciones, nos conquistó para siempre.

El recetario europeo encontró en Cuba un vasto campo para su desarrollo. Así, las frutas de nuestros bosques se convirtieron en mermeladas y jaleas, y poco a poco los buñuelos, pasteles, refrescos y muchas otras golosinas integraron nuestro acervo culinario.

La característica más notable de la repostería cubana actual es la presencia del azúcar en su composición. Otros ingredientes intervienen en su elaboración, como viandas, frutas, cereales, harinas, huevos, leche, grasas hidrogenadas y gelatinas.

Hoy queremos enseñarle a preparar Buñuelos de Yuca, un postre típico de las cenas de fin de año cubanas, que es muy común en la cocina de nuestras madres y abuelas.

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Ingredientes (para 5 personas):

Leche 500 ml
Almidón de yuca 230 gr
Azúcar lustre 115 gr
Licor de anís 25 ml
Manteca 30 gr
Aceite 73 ml
Huevos 255 gr
Sal 1,5 gr

Preparación:

Echar en un bolo la leche y el almidón de yuca, batiendo bien para unirlos, colarlo e incorporar la sal, el azúcar y el licor. Cocinar a fuego lento, revolviéndolo con el batidor de alambre; a medida que va cuajando la preparación se le añaden pequeñas cantidades de manteca para evitar que se pegue. Terminada la cocción, se deja enfriar, añadir los huevos uno a uno, mezclar bien hasta obtener la masa. Depositar la masa sobre la mesa enharinada. Conformar los buñuelos en forma de número ocho, freírlos en aceite caliente. Servir acompañado con melado de caña, miel de abejas o almíbar.

Ropa Vieja

ImagenNingún visitante extranjero puede afirmar que pisó tierra cubana y que bebió de su cultura y tradición, si no se llevó antes a la boca un poco de Ropa Vieja. Ese sencillo plato, compuesto por cortes de res (falda) en una base de salsa de tomate, es posiblemente uno de los que más distinga a nuestra cocina, y es un ejemplo más de las reliquias culinarias que dejaron los españoles en su paso por la mayor de las Antillas.

Se dice que la receta llegó a nuestro Archipiélago con los inmigrantes de Islas Canarias. La versión original española se elabora con carne de res, pollo o cerdo, o una combinación de cualquiera de las tres, y se pueden mezclar con garbanzos o patatas. Pero el plato cubano sólo conserva la carne desmenuzada en salsa.

Existen varias versiones sobre el origen de este curioso nombre. La más famosa refiere que se debe a un hombre muy pobre que no tenía dinero para que su familia comiera carne. Un día, triste y hambriento, juntó sus harapos, los vendió y con el dinero reunido compró un puñado de carne para preparar esa noche la cena.
Sea cual fuere la verdadera historia, la Ropa Vieja trascendió en el tiempo como plato tradicional de la gastronomía cubana que se ha extendido por otras islas del Caribe como la República Dominicana y Puerto Rico.

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Ingredientes:

1 lb. de carne cocida deshebrada
1 cebolla cortada en rodajas finas
1 ají pimiento verde cortado en tiras
3 dientes de ajo machacados
sal y pimienta a gusto
1/4 de cucharadita de comino
1 lata de salsa de tomate
3 cucharadas de aceite de oliva
1/2 vaso de vino blanco
1 pastilla de caldo de res

Elaboración:
Ponga a cocer la carne por una hora en agua con un poco de sal. Cuando se haya enfriado lo suficiente, deshebre la carne sobre un plato grande y reserve.
En una cacerola grande, caliente el aceite sobre fuego moderado y sofría la cebolla, el pimiento y los ajos por unos 3 minutos. Añada la carne y revuelva bien. Agregue la lata de tomates picadito con su jugo, el vino, las hojas de laurel, el comino, pastilla de caldo, sal y pimienta (a gusto). Mezcle todo bien y cocine a fuego bajo, tapado por unos 30 minutos.
Sirva la Ropa Vieja con arroz congrí, o arroz blanco y frijoles negros. También puede acompañar el plato con plátanos maduros fritos.

¡Que lo disfrute!

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Post Cero

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Cuba es un país diverso. A las puertas del Golfo de México se asienta, porque los siglos así lo han querido, su culinaria que sintetiza la esencia de varias culturas, todas conviviendo a la vez, e implicándose entre si. Un «solar», en el argot popular cubano es precisamente eso, la convivencia, forzada o no, de varias maneras de vivir y de comportarse. Este espacio le propone el acercamiento a esa cultura culinaria de tantas caras. Restaurantes, rutas y leyendas de la cocina antillana le esperan. Ven. Acércate y prueba «El Sabor de mi Solar».

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